Sangre en mis manos, soy yo contra el frío y duro asfalto, yo contra la pared de algún maldito cuarto que me demostró que yo soy mucho más frágil y blando. Mis pensamientos, delirios, no son más que palabras pesadas llenas de vacío que son lo contrario a lo que algún día el que teclea quiso. Pero que más da. Todo es igual. Tu y un muro. Tu contra todo hasta caerte exhausto, muerto. Vuelta a empezar. De poco sirve tener algo dentro, si para el resto es un jeroglífico incomprensible, si es más fácil encerrarte en el más oscuro silencio que coger papel y bolígrafo para entenderlo. No quiero. Mira al otro, que es un "yo" con diferente rostro.
Cada nuevo amanecer guarda una nueva oportunidad, una nueva vida de 24 horas de duración perseguida por el anochecer. Vas a contrareloj y sin aliento. Ahora imagina que es la última vez que ves salir el sol, que cada segundo se te escapa sin tan si quiera poder verlo...bienvenido a mi día a día.