La resistencia al cambio, el forzarnos a ver siempre lo negativo, el acabar escogiendo lo peor porque lo bueno ni siquiera lo consideramos una opción. Aunque siempre, SIEMPRE, acabamos escogiendo el camino lleno de barro y piedras, como bien nos habíamos dicho antes de empezar, ¿premonición? ¡Qué va! Somos nosotros mismos, mediante nuestros actos, los que vamos cogiendo lo malo.
Cada nuevo amanecer guarda una nueva oportunidad, una nueva vida de 24 horas de duración perseguida por el anochecer. Vas a contrareloj y sin aliento. Ahora imagina que es la última vez que ves salir el sol, que cada segundo se te escapa sin tan si quiera poder verlo...bienvenido a mi día a día.