La resistencia al cambio,
el forzarnos a ver siempre lo negativo,
el acabar escogiendo lo peor
porque lo bueno ni siquiera lo consideramos una opción.
Aunque siempre,
SIEMPRE,
acabamos escogiendo el camino lleno de barro y piedras,
como bien nos habíamos dicho antes de empezar,
¿premonición?
¡Qué va!
Somos nosotros mismos,
mediante nuestros actos,
los que vamos
cogiendo lo malo.
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